El poder

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[Final de acto del Don Giovanni de Mozart, y ruido de aplausos en un auditorio]

Eremita.- (En voz alta, mezclándose con los aplausos )¡¡Bravo!! ¡¡Muy bien!! ¡¡Bravo!!... (Dirigiéndose a Petronilo) ¡Qué maravilla! ¿Te gusta Petronilo?
Petronilo.- ¡Me está encantando! ¡¡Me mola la ópera!!
E.- Ja,ja,ja... Y a mi que hayas venido. (Con picardía) Hace poco decías que odiabas la ópera, y que jamás irías a un recital...
P.- (azorado) Ya, pero si tú me dices ven... todo cambia...
E.- Ja, ja, ja... O sea, que si te digo que te tires por la ventana, allá que te vas...
P.- (zalamero) Si me lo pides tú... saldría volando...
E.- ¡¡Anda ya, zalamero!!
P.- Por cierto, el otro día la profe de filosofía nos planteo un problema muy interesante.
E.- ¿Ah sí? ¿Cuál?
P.- Nos preguntó que tenía que hacer para que nos arrodillásemos ante ella y le lamiéramos la suela del zapato.
E.- ¡Jolín, que guarrada! ¿Y eso a qué venía?
P.- Quería hablarnos del poder y de cómo se puede lograr.
E.- ¿Y lo logro?
P.- Bueno, era un juego. Pero me di cuenta de muchas cosas. Por ejemplo, la profa nos preguntó que haríamos si nos amenazara con suspensos y otros castigos, incluso con la pena de muerte si no le lamíamos el zapato.
E.- ¿Y qué paso?
P.- Unos pocos dijimos que no lo haríamos, que la dignidad está por encima de la vida; aunque, la verdad, yo no sé qué haría de verdad llegado el caso...
E.- (con ironía) ¡Siempre tiene que haber un martir tocanarices!
P.- Pero luego fue peor. Nos preguntó por cuanto dinero nos olvidaríamos de nuestra dignidad. Y la inmensa mayoría de nosotros... acabó vendiéndose.
E.- Todo el mundo tiene un precio, como dicen en las pelis del oeste.
P.- Bueno, hubo una chica que se tomo muy en serio el juego, y que gritó, superindignada, que ella no se arrodillaba ante nadie ni por todo el oro del mundo...
E. - (con ironía) ¡Cachis! ¡Menuda aguafiestas!... ¿Y qué paso entonces?
P.- Entonces nos pidió que imaginásemos una sociedad muy religiosa, como la de los antiguos egipcios, en la que todos creyeran que Ella, la profa, era la encarnación de una diosa, y en la que hubiera procesiones dedicadas al Santo Zapato y cosas así...
E.- Jajaja.. En esa sociedad la gente se volvería loca por besarle el zapato, sin necesidad de amenazas ni dinero...
P.- Por suerte, ya no vivimos en sociedades como esa.
E.- ¿No os pidió que imaginaseis una sociedad supertecnificada, en la que repitiesen obsesivamente por la tele lo buena que es tu profa y lo que mola arrodillarse y chuparle el zapato?
P.- Eso sería manipular a la gente.
E.- Sí, pero funciona. Lo que se ahorraría tu Profa en policias..
P.- Aunque tendría que gastárselo en controlar a los medios de comunicación...
E.- ¿Y que tal si tu profa, o el Estado, se limitara a dictar leyes justas, y a convenceros, con razones, de lo bueno que es cumplirlas?...
P.- ¿Así de frío? No creo que funcione. El poder tiene que emocionar y seducir...
E.- ¿Cómo hago yo contigo, Petronilo?..
[Los instrumentos comienzan a afinar; va a empezar la segunda parte del concierto]
P.- ¡No creo que sea lo mismo!... Pero va a seguir el concierto. (En voz baja) Por cierto, cómo se llama la ópera que estamos viendo.
E.- (En voz baja) Es Don Giovanni, de Mozart. ¿Te suena?




No fácil definir aquello en lo que consiste el poder. En el ámbito social y político, el poder refiere la relación por la que una persona, un grupo o Institución logra que los demás se conformen con sus deseos y fines. Como decía Max Weber, no hay poder sin conformidad u obediencia.

Ahora bien: ¿Cómo es esa relación? ¿Qué medios, recursos, o estrategias se emplean en ella? ¿Cuáles son justos o legítimos, y cuáles no?

La mayoría de las estrategias de poder son complejas; en ellas pueden intervenir recursos coercitivos, como amenazas o sobornos, pero también elementos retóricos y simbólicos, en si mismos muy poderosos, que apelan tanto a la emoción como a la razón, a veces de forma intencionadamente manipuladora y, otras, de manera más honesta.

El problema de la legitimidad del poder ha sido tratado por la mayoría de los filósofos. En algunos casos, dicha legitimidad refiere a que el medio o recurso del poder no violente al individuo; así, el poder legítimo usaría la convicción, sin manipulación, y no la coacción. En otros casos, la legitimidad se ha vinculado al sujeto del poder; así, sería legítimo el poder que emana de la soberanía popular, pero no el que detenta, por ejemplo, un rey. Y en alguno más, la legitimidad se ha relacionado con los procedimientos; así, el poder sería legítimo cuando se obtiene por consenso democrático, pero no si se obtiene a la fuerza...

¿Qué piensas tú? ¿Cómo lograr que los demás nos obedezcan? ¿Qué tipo de poder es legítimo y cuál no?

Guión: Víctor Bermúdez . Actores: Jonathan González,  Eva Romero.. Voces: Chus García, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Dibujos: Marién Sauceda. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.



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